domingo, 17 de febrero de 2013

La revolución empieza en ti


Prometí una entrada comprometida  a ver si saco algo de lo que tengo dentro; estoy segura de que saldré criticada pero es lo que pienso. 
Todo esto lo llevo rumiando desde la semana pasada, pero estaba de exámenes y no quería distraerme con el blog, así que os lo transmito ahora, aunque pueda parecer un poco tarde.

Esta entrada quiero dedicársela a todos vosotros, a todos los que estáis a ese lado, a todos los que veis las injusticias que ocurren a vuestro alrededor y os animo a que si queréis un cambio en esta sociedad debéis empezar por cambiar vosotros mismos y vuestro entorno más cercano, esa es la verdadera revolución.

Es una pena que en este país se tenga miedo a ser socialmente comprometido, se tenga miedo a denunciar una injusticia, se tenga miedo a las consecuencias que ello pueda tener. 
¿Habéis observado? Da miedo hacer el bien, da miedo lo justo. Como diría Eduardo Galeano "Esto es el mundo al revés". 
Pero si seguimos con ese miedo nunca cambiarán las cosas, el miedo alimenta a la bestia y debilita a las víctimas; y sí, en todo esto nosotros somos las víctimas. Sea donde sea, os mováis en el ambiente que os mováis, podéis observar esto sin ningún tipo de esfuerzo. 

No hace falta estar en algo gordo metido, en ningún partido, en ninguna asociación (es más, a veces pienso que cuando estás pendiente de cambiar algo a un nivel superior te olvidas un poco de lo que ocurre en tus inmediaciones), hay que tener la conciencia social en su sitio, hay que mirar por el compañero como nos gustaría que nos miraran a nosotros, hay que buscar un bien colectivo y no un bien individual. Eso sí, debes estar preparado para no venirte abajo cuando lo que haces no es agradecido, o no se tiene en cuenta. No obstante esta no debe ser nunca la finalidad con la que hacéis lo que hacéis. Porque cuando por lo que lucháis sale adelante, cuando se hace justicia y se consigue el objetivo, es una de las mayores satisfacciones que podéis tener. Y fijaos cuán bondadoso puede llegar a ser el ser humano, si esta lucha se hace con el corazón no os vais a alegrar no por un bien individual (muchas veces esta lucha ni siquiera os reportará beneficio), sino os vais a alegrar por un bien ajeno, y ahí está la más pura satisfacción.

Este "consejo revolucionario" me ha recordado las palabras para mí bastante valiosas (aunque hubiera dicho mucho más) de Beatriz Talegón. Muchos la tachan de hipócrita, de que no tiene vergüenza, de caradura... (que no digo que no sea así)  pero al final siempre son los mismos. Los que critican esta actitud son los que,  por estar detrás de las siglas que está, la descalifican, y "no porque diga unas palabras bonitas va a llevarse la simpatía del pueblo". 
Señor@s, creo que hemos perdido un poco el norte, estamos atentando contra vuestras propias convicciones con tal de llevarle la contraria al “enemigo”. Os recomiendo pensar en algo más que en vuestras disputas como colectivos y pensar algo más en el bien común que tanto defendéis.
¿A qué coño tenéis miedo? ¿Acaso la actitud no es loable (olvidaos de quién y la intención)? "Que no ha dicho que el problema sea del capitalismo, que no nos vamos a dejar convencer..." ¿Y qué? ¿Acaso no ha puesto en su sitio o al menos en apariencia, a gente con la que tiene mucho que perder, por defender algo que cree justo?  ¡Ojo! Insisto que habría dicho muchas cosas más, pero la actitud debería ser ejemplo para todos, y en cualquier aspecto de la vida. No sé con certeza si es una estratagema, que supongo que sí, pero aún así quedémonos con el hecho en sí.


Perdonad que os diga pero esto es una cosa de niños, qué digo niños, los niños son más inteligentes que todo esto. El pueblo no vencerá mientras no haya unidad, y no habrá unidad mientras pongamos más interés en las cosas que nos separan que en las cosas que nos unen. Así que si esto sirve de algo, dejémonos de historias raras, dejémonos de ideales infranqueables, dejémonos de mirar mal a otro por estar detrás de unas siglas u otras, por pertenecer a un sitio que no me gusta, dejémonos de rivalidades. Vamos a unirnos por el bien que queremos defender, por el bien común, luchemos con el corazón por lo que nos importa a todos, por el bien nuestro y por el bien de un mundo justo en el que nuestros hijos tendrán que vivir. 

Ya me he quedado tranquila, hasta nueva orden :) Os dejo la reflexión y por supuesto admito críticas, que al fin y al cabo, siempre son buenas. 

Que paséis buena noche, y ánimo en vuestra revolución diaria ^^

3 comentarios:

  1. Mi opinión es clara con respecto a la primera parte: No creo que se pueda producir ningún cambio social si no se produce un cambio personal, un cambio en nuestra forma de construir nuestra vida y las relaciones entre personas. En ese punto me gusta hablar de trabajar desde la "Pedagogía del amor". Y sobre todo me gusta recordar a Gramsci:

    "Debo buscar las satisfacciones en mí mismo, en lo más íntimo de mi conciencia, donde sólo puedan componerse todas las disidencias, todas las turbaciones suscitadas por los estímulos externos. Estos libros no son para mí nada más que estímulos, oportunidades para pensar, para indagar en mí mismo las razones profundas de mi ser, de mi participación en la vida del mundo…

    ...Cambiar las fórmulas no significa nada. Es necesario que cambiemos nosotros mismos, que cambie el método de nuestra acción… Somos revolucionarios en la acción, mientras somos reformistas en el pensamiento: obramos bien y razonamos mal. Avanzamos por intuición, en lugar de por razonamiento; y esto conduce a una inestabilidad continua, a una permanente insatisfacción: somos temperamentos más que caracteres…”

    Lo que enlaza con el segundo punto que mencionas en tu post: el miedo a comprometerse socialmente, que procede de la fragilidad en la que hemos sumido a nuestras relaciones personales, consumidas por una sociedad capitalista, centrada en el beneficio y la producción. Mientras que no rompamos la inmediatez y la rapidez en alcanzar uno tras otro todos los estados en los que la cultura capitalista nos ha educado dificilmente podremos reconstruir nuestras relaciones para conformar una cultura cívica crítica y revolucionaria capaz de construir nuevos horizontes y nuevas realidades.

    En cuanto a Beatriz Talegón... yo soy de los que se ha quedado con un discurso que me parece necesario, sobre todo porque llega a muchas personas. Otra cosa es lo que se desprende d ela utilización política que se hace del mismo y seguramente de la preparación previa que ha tenido a juzgar por las informaciones que han ido saliendo. En cualquier caso siempre he pensado y sigo pensando, que todo el mundo tiene tanto el derecho como la capacidad de cambiar personalmente y en sus actos, pero que ante todo, las palabras deben estar seguidas de acciones que demuestren ese cambio, así que yo le dejo tiempo para que pueda demostrar que ella misma se cree lo que dice. Mientras tanto, la calle y la ciudadanía son las únicas plataformas que siguen luchando por los derechos de todas y todos los que vivimos en este país y en el resto de este planeta.

    En cualquier caso esa unidad no puede olvidarse de mantener y defender la dignidad y el derecho a la diferencia, sin la que entraríamos a mantener el discurso que aglutinó durante las primeras décadas del siglo XX a millones de personas bajo la ideología fascista mantenida en España por Falange y que propugnaba una unión del pueblo definiéndose como una ideología que no se situaba ni en la izquierda ni en la derecha política (no os suena a UPyD??)

    Así que me quedo con las frases de mis escritores y revolucionarios favoritos:

    Las del Ché a sus hijos en una de sus cartas:

    "Sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario."

    Y las de Paulo Freire en su libro "pedagogía de la indignación": "Cambiar el mundo es tan dificil como posible"

    y no termino mis opiniones para ver si hay debate... ;)

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  2. Fantástico comentario. Gracias David ^^

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  3. Has dado en el claro, xiqueta. Si queremos cambiar algo, empecemos por lo "fácil": nosotros.
    Eso es lo que intento yo misma.
    Actualmente sí estoy metida en cosas más grandes, pero también en algo interior casi. Deben cambiar muchas cosas, y por ello me he metido en el lío que me he metido.

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